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sábado, 24 de diciembre de 2011


el fruto del corazón árido. acrílico sobre tela. 78x88 cm. año 2011




Atravesando los cristales, las mujeres, dos pisos hacia abajo, dulce tintinear de los vidrios compañeros.
Esas mujeres me miraban con sonrisas torpes y decían: -mi vida entera no vale nada-.
Esas mujeres, tras los cristales aún intactos, me sonreían y mostraban unos blancos dientes y escondían tras las amplias polleras a sus niños que dormían acurrucados entre las telas.

Las mujeres dijeron que se iban,
y una tras otra,
destrozando las ventanas, se fueron volando.

Los pibes, con el vuelo de las polleras se empezaron a despertar del sopor que los atenazaba a sus madres.
Las madres, que se habían convertido en pequeños,
pequeñisimos cristales,
para así poder entrar en la garganta de sus hijos.


                                                                                      1995- del libro casaboreal






numero 2 de la serie  biomecánicos. lápiz color sobre papel 25x12 cm. año 2011




de la población hambrienta.

Dimos con ella en la tarde, al vernos,
los rostros desencajados nos
sacudieron, arrastraron, registraron,
y los ojos deprimidos
se silenciaron aún mas.
Las casas tenían un aire flaco los arboles
carcomidos, las cortezas hervidas supusimos,
y nosotros, que no teníamos alimento, pero
eramos los dioses aún,
debíamos solución a nuestras creaciones.

Pero la Repulsa la Atroz nos impulsó
                             y ordenamos:

         _que la mitad-ciudad sea confinada,
         _que la mitad-ciudad sea saciada.

y nosotros, dioses exanimes,
contemplamos el festín, y satisfechos,
los sobrevivientes nos honraron y exaltaron.

                                                              del libro casaboreal 1995




trepa desde el lugar en que la copa fue vertida- escultura yeso y cemento directo  95x52x155cm año 2010






Una piedra rodó de su peña,
cayendo al río que la aguardaba.
cuando las ondas que formó se aplacaron,
los pastos de la orilla estaban cubiertos
de arañas pequeñisimas, de algunos
insectos voladores que habían mojado sus alas
y cayeron al río, y de los cangrejitos colorados,
esos que los niños cocinan en una lata,
todos los días por las tardes.

                                                                   del libro casaboreal- año 1995


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