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viernes, 30 de diciembre de 2011







Estrujame las manos,
oime que estoy hablando,
Las voces en las tardes de mi niñez,
la niñez de todos en donde no eramos
juguetes de nadie.

Ahora están en terco silencio
Somos lo que hemos oído,
Somos lo que dijeron que era bueno ser,

Eramos como el silbido del tren que marcaba
las tardes, la calma en un sitio
en donde se robaban las voces
y en donde nunca, en realidad,
nada fue calmo.
El frenesí de las marchas, tantos cantos en la unión,
las pisadas que luego serián botas, las botas descalzas
y cada mirada mirando temerosa el propio abismo.

El salto en donde todos median su mear,
Es la forma mas directa de sumisión,
es un paso a nivel en donde el tren
quebraba las tardes cuando todos volvian
del trabajo con sus revolveres, el garrote y el cuchillo de oficio
Todos volvián cada vez mas castos,
Eran un ejemplo de civilidad,
veiamos que lo que habiamos escrito
ahora era palabra
y otros aplicaban nuestras leyes,
Nosotros teniamos playas y nombres
y rostros y cuerpos en donde la vida
era ingenua y siempre rodeados
de los que sabian hacernos hablar todavia.

      El tren en las tardes tan placidas,
      Las tristezas de cada anochecer,
      La belleza siempre en otro sitio.

Uno pensaria que el volver a casa
seria algo sencillo,
No se puede volver a casa,
hemos descrito los sitios
en donde jugabamos,
quitado cada piedra y las maderas
que por decadas sostenian las paredes,

Ahora no hay lugar al que volver
solo el movimiento hacia algún sitio.




Nacidos del huevo que es membrana,
ahítos de los años de la leche benigna,
y sin la cólera que pisan los ciegos en su pabellón,
la hilera brota luego con el fulgor
y se dispersa entre los hilos de huevos, de caldo,
Todas esas comprobaciones,
exactas lecturas o momento de juicio,
momentánea violencia que ataca
el resto de la existencia.

En la llanura,
el surco atroz no puede
conducir
mas que vainas de semillas
sin riego
sin la mínima espera por la gota.
En el tiempo que medió entre la luz y su derrota,
dieron nombre firme a la construcción.

   Era un navío de formas que se adelantaban,
sus mástiles se deslizaban, en un primer intento, hacia el puente.

   En el segundo intento  se irguieron firmes, pero sin velas,
y la embarcación siguió inmóvil.

Hubo una tercera vez: los mástiles se arrancaron furiosos de su cuña, y se precipitaron al tablado, atravesándolo en su ira.

    El navío, desfondado se levanto un tanto de su astillero, socavado la base de tierra.

    Las criaturas constructoras se arrebataron de frustracion al ver a su creación rechazar su misma posibilidad.




n: 5 de la serie biomecánicos. 26x 20cm lapiz color. año 2011












n: 4 de la serie biomecanicos. lapiz color sobre papel  23x17cm año 2011



Solo mirar/
los ríos que se apagan/
entre los llamados de la masa/
que se apagan ante lo inhiesto en la fronda/ 
y aún mas: se apagan ante el consagrado/
la soledad es terca y vela/
siempre los recuerdos del que yace/
solo/
solitario de su soledad/
vida interrumpida en la idea/
visión única de la masa/
que se otorga en cada oferta/
y se adeuda en la risa,/
en la prolongación de lo extraído desde siempre.
Solo se verá erguirse lo claro/
solo lo bello y digno, entre la oscura uniformidad./
y hay/
un velo de placer y delicia/
en tus ojos/
que siempre me tocan./

sábado, 24 de diciembre de 2011


el fruto del corazón árido. acrílico sobre tela. 78x88 cm. año 2011




Atravesando los cristales, las mujeres, dos pisos hacia abajo, dulce tintinear de los vidrios compañeros.
Esas mujeres me miraban con sonrisas torpes y decían: -mi vida entera no vale nada-.
Esas mujeres, tras los cristales aún intactos, me sonreían y mostraban unos blancos dientes y escondían tras las amplias polleras a sus niños que dormían acurrucados entre las telas.

Las mujeres dijeron que se iban,
y una tras otra,
destrozando las ventanas, se fueron volando.

Los pibes, con el vuelo de las polleras se empezaron a despertar del sopor que los atenazaba a sus madres.
Las madres, que se habían convertido en pequeños,
pequeñisimos cristales,
para así poder entrar en la garganta de sus hijos.


                                                                                      1995- del libro casaboreal






numero 2 de la serie  biomecánicos. lápiz color sobre papel 25x12 cm. año 2011




de la población hambrienta.

Dimos con ella en la tarde, al vernos,
los rostros desencajados nos
sacudieron, arrastraron, registraron,
y los ojos deprimidos
se silenciaron aún mas.
Las casas tenían un aire flaco los arboles
carcomidos, las cortezas hervidas supusimos,
y nosotros, que no teníamos alimento, pero
eramos los dioses aún,
debíamos solución a nuestras creaciones.

Pero la Repulsa la Atroz nos impulsó
                             y ordenamos:

         _que la mitad-ciudad sea confinada,
         _que la mitad-ciudad sea saciada.

y nosotros, dioses exanimes,
contemplamos el festín, y satisfechos,
los sobrevivientes nos honraron y exaltaron.

                                                              del libro casaboreal 1995




trepa desde el lugar en que la copa fue vertida- escultura yeso y cemento directo  95x52x155cm año 2010






Una piedra rodó de su peña,
cayendo al río que la aguardaba.
cuando las ondas que formó se aplacaron,
los pastos de la orilla estaban cubiertos
de arañas pequeñisimas, de algunos
insectos voladores que habían mojado sus alas
y cayeron al río, y de los cangrejitos colorados,
esos que los niños cocinan en una lata,
todos los días por las tardes.

                                                                   del libro casaboreal- año 1995


n.3 de la serie biomecánicos. lápiz color sobre papel. 16x16cm. año 2011




En el  tiempo que medió entre la luz y su derrota,
dieron nombre firme a la construcción.

  Era un navío de formas que se adelantan,
sus mástiles se deslizaban, en un primer intento, hacia el puente.


   En el segundo intento se   irguieron firmes pero sin velas,
y la embarcación siguió inmóvil.

Hubo una tercera vez: los mástiles se arrancaron furiosos de su cuña, y se precipitaron al tablado, atravesándolo en su ira.

   el navío, desfondado, se irguió un tanto de su astillero, socavando la base de tierra.


    Las criaturas constructoras se arrebataron de frustración al ver a su creación
rechazar su misma posibilidad. 



n. 5 de la serie Biomecánicos. lápiz color sobre papel. 26x20 cm. año 2011




Nacidos del huevo que es membrana,
ahítos de los años de la leche benigna,
y sin la cólera que pisan los ciegos en su pabellón,
la hilera brota luego con el fulgor
y se dispersa entre los hilos de huevos, de caldo,
todas esas comprobaciones,
exactas lecturas o momento de juicio,
momentánea violencia que ataca
el resto de la existencia.
en la llanura,
el surco atroz no puede
conducir
mas que vainas de semillas
sin riego
sin la mínima espera por la gota.

sábado, 10 de diciembre de 2011


Ejecuto la mímica de la distracción,
luego la mímica de la creación,
luego fermentan los amanecidos,
los concebidos en cuaresma,
los que con una mano desatan a su némesis
y conquistan con esa elegancia,
grado de eternos.




/


En esos cantos de ayer
hubo algo de brillo zafirico
pulíamos las aristas hasta sentir los dedos lisos
y en las facetas mirábamos por turno,
los treinta y siete rostros que cada uno tiene.

Pero a uno de entre nosotros
tres o cuatro facetas no daban su imagen,
y digo:
¿no será perder los rostros el anhelo verdadero?

A ese, El de los rostros perdidos,
admiré y admiro como se admira al agua
que sin saber cincela
la escultura mas serena.


/


El tiempo de la eternidad será
roce de sangre en los ojos.
las victimas de tal postergación
serán emancipadas con el advenimiento.

:Vendrá la luz,
:Vendrá la sombra.


/


Volvíamos en aquel tiempo
a ser siluetas sobre el muro.

Escalera que nos lleve al panteón
donde llanto
y perro aguardan
el ultimo requiebro de una voz
que se pierda en lo oscuro.

La caída,
              por ocultar el ansía
                                             de ver primero.









/
En esta distancia a las bocas
en este cañón a los mártires
y una efigie para los derrotados
y un llanto para limpiar la tierra. 


/


Vertiente de la luz
que en lo oscuro
todo indague a si mismo
y ni desidia ni principio pétreo
impidan vaciar su mirada
de lo que oculta
en juegos malabares
a los demás,
a su misma fe.










/
Trepa desde el lugar
 en donde
la copa fue vertida 


/
Aún no ha tocado la hora.
Pero me come,
como comida de ultimo festín,

Y me bebe,
para aprovechar la sangre
que de mí fue derramada.

Aunque en este sitio
suenan musicas como penumbras
que acompañan el rito
mediante el cual se me asimila.


/



El agua corta
el papel que cae
y hay un tiempo para esta acción

La piedra cae
y el cincel cae
hay un tiempo asignado a todo esto

Pero, en lo inmóvil,
nada se prueba.
todo sigue inrevelado.
allí no hay tiempo que fluya

y tendido el lecho,
yace inperturbado,
tan quieto
como el que al morir aun huía.



/


No ve la gota que ulula miseria
no abre la gota al árbol,
pero cuelga de él
como manjar.

será cosechado en medio de la tormenta.

visceral la noche,
en la colmena habrá
cantos y danzas serán
las que inauguren el día.

                                        Poblarán el llano
                             esa noche
                                         dormirán la mitad

de los que serán amanecidos.





Esto de querer ser,
fabricar de la nada
un artilugio de amor,
es tarea gigante
para cualquier engranaje, 
y las maquinas producen solo
lo que justificó su estructura.







/



Lo no bebido 
permanece en la copa,
el pintado al secarse
el líquido
que se prueba en la espera.

todo es irremplazable,
éste momento,
éste país
será despojado de ideas,
será conjurado para la devastación.



/